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Para cualquier ingeniero químico resolver problemas en su actividad es algo habitual. Existen muchas formas de afrontar nuevos problemas y resolverlos, pero una de las técnicas que suelen emplearse más habitualmente en ingeniería química es el análisis de causa raíz.  ​
Se trata de un tipo de análisis que permite resolver un problema o un defecto mediante la búsqueda de sus causas. Se trata de un método basado en el principio de mejora continua. Por tanto, se trata de una metodología de análisis que trata de analizar un suceso después de que ha ocurrido. Sin embargo, con el paso del tiempo y de los días la aplicación de esta técnica permite predecir problemas y se convierte en una técnica preventiva.
 
En el campo de la ingeniería química es un tipo de proceso que se usa mucho en la detección de incidentes o problemas operativos. Es un método reiterativo de forma que los implicados en su resolución no se detienen con la obtención de la primera respuesta, sino que continúan averiguando las causas del problema. 
 
 
Aplicando esta metodología en el ámbito de la ingeniería química hay que tener en cuenta los siguientes aspectos:
 
 
Estos son algunos de los aspectos a tener en cuenta a la hora de aplicar este método de solución de problemas en ingeniería química. Sin embargo, la clave de este método radica en ser capaz de preguntar los “por qué” de todos los problemas surgidos. Un ejemplo de aplicación práctica sería en el caso de una fuga en una planta de producción de papel que generase la contaminación de un riachuelo cercano. Los miembros del equipo de investigación deberían preguntarse el por qué ha tenido lugar la contaminación del riachuelo. Ante esto se plantearía que se ha contaminado porque una sustancia química se ha vertido en el agua. La siguiente pregunta que el equipo debería plantearse es “por qué se ha vertido en el agua”, pregunta que llevaría a una nueva pregunta “por qué se ha derramado o ha habido un escape en la fábrica”. De manera reiterativa se seguirían planteando las preguntas hasta llegar al origen principal del problema y ponerle solución.
 
Se trata de una metodología muy práctica para evitar problemas futuros, ya que la consecuencia de ir al origen del problema es poder adoptar una solución que en el futuro sea preventiva.