Después de revisar muchos intentos de definir la Ingeniería Química y su campo de aplicación en mi propia biblioteca y a través de Internet, he llegado a la conclusión de que existe un gran nivel de desconocimiento en este campo en el mundo de habla español. Así lo podemos comprobar analizando la definición de Chemical Engineering en inglés, algo más apropiada pero todavía insuficiente.

Después de 35 años del ejercicio profesional colegiado de la Ingeniería Química en los campos técnico, científico y académico, me siento con derecho a proponer una nueva definición que delimite con claridad y precisión su campo de aplicación y resalte su importancia en el mundo actual.

Ingeniería química: Rama de la ingeniería que se ocupa de la transformación de la materia, mediante la aplicación de operaciones unitarias al desarrollo de procesos industriales, convirtiendo materias primas en productos con diferentes fines y/o aplicaciones con valor agregado.

Las cámaras de corrosión son equipos de laboratorio destinados a ensayar la resistencia de los metales y sus recubrimientos de protección.

Las cámaras de corrosión pueden ser estáticas o dinámicas.

La diferencia entre las cámaras de corrosión estática y las cámaras de corrosión dinámica estriba en la simulación de climas corrosivos constantes o de climas cambiantes. Así, definimos como ensayo de corrosión dinámico al consistente en la realización de ciclos de climas secos y climas húmedos combinados con fases de niebla salina, de forma cambiante y repetitiva.

Las cámaras de corrosión dinámica también son conocidas como cámaras cíclicas automáticas, de las cuales las más conocidas son las desarrolladas por CCI, tipos Corrotest y Corrotrón.

Se trata de sistemas avanzados de ensayos acelerados de laboratorio capaces de reproducir las condiciones reales atmosféricas que se producen en cualquier área marítima del planeta durante los periodos nocturno y diurno, de forma cíclica y repetitiva.

 

OBJETIVOS:

En este Curso de amplia cobertura, BEQUINOR en colaboración con especialistas y empresas referentes del sector, presentará todos aquellos aspectos relativos a la Seguridad de las Instalaciones en las que se presenten riesgos derivados de la presencia de atmósferas explosivas.
Se abordarán todas las exigencias reglamentarias, las distintas metodologías para la clasificación de zonas, y las últimas tendencias en los sistemas de prevención y protección contra explosiones. De igual modo, se presentarán las últimas novedades en el ámbito de la normalización técnica y se presentarán casos prácticos y soluciones específicas.
La Directiva 94/9/CE relativa a la aproximación de los estados miembros sobre los aparatos y sistemas de protección para uso en atmósferas potencialmente explosivas, se transpone a la legislación española mediante el Real Decreto 400/1996. Este Real Decreto se aplica a las empresas que suministran aparatos para uso en zonas con atmósferas potencialmente explosivas e incluye en su ámbito de aplicación no sólo material eléctrico, sino cualquier otro para uso en atmósferas potencialmente explosivas, así como los sistemas de protección y los aparatos a utilizar fuera de la atmósfera explosiva pero que influyan en la seguridad.
El objetivo de la Directiva 94/9/CE es garantizar en el territorio de la UE la libre circulación de los productos que entran dentro de su ámbito de aplicación, y prescribe por tanto requisitos armonizados y procedimientos para acreditar la conformidad. Deroga a las Directivas 76/117/CEE, 79/196/CEE y 82/130/CEE.

Entendemos como biopolímeros a aquellos materiales de origen polimérico o macromolecular, tal como los plásticos biodegradables, cuyas características son las de poder ser utilizados como sustrato por los microorganismos (bacterias, hongos y algas), que las emplean para producir energía y crear otras moléculas, como aminoácidos, nuevas sustancias y nuevos organismos.

La ISO (Internacional Standard Organization), define los plásticos biodegradables como polímeros que se degradan por la acción de los microbios.

La biodegradación puede emplearse en la eliminación de ciertos contaminantes tales como los desechos orgánicos urbanos, plásticos flexibles y semirrígidos, cartón, hidrocarburos, etc. Pero en vertederos, que contienen metales pesados o un pH extremo, los plásticos no se degradarán. Baste como ejemplo que una bolsa de plástico, que normalmente necesita del orden de 10-20 años para desaparecer, continuaría contaminando el suelo y el subsuelo con las sustancias procedentes de la degradación, durante varias décadas más.