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Una Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR), que también recibe el nombre de planta de depuración o planta de tratamiento de aguas residuales, es una instalación a la que llegan las conocidas como aguas negras. Son las aguas procedentes del consumo cotidiano en áreas urbanas, así como el agua de escorrentía principalmente.

La principal función de una EDAR es transformar estas aguas negras en agua potable y libre de contaminación y residuos. Para ello, la planta aplica una serie de tratamientos a estas aguas basados en procedimientos físicos, químicos y bacteriológicos. Estas plantas cumplen una función fundamental en cualquier ciudad, ya que permiten dar un tratamiento a estas aguas y las convierte en agua potable y apta para ciertos usos.

Habitualmente, las formas por las que el agua puede estar contaminada son principalmente dos: por partículas o residuos suspendidos o bien por componentes que están disueltos en el agua. En un análisis y tratamiento para conocer la contaminación del agua es posible diferenciar la materia orgánica de la materia inorgánica.

En este artículo queremos hacer un repaso de los principales tratamientos que se aplican a las aguas que llegan a una EDAR. Son los siguientes:

Tratamiento primario.

Se trata de un tratamiento físico que consiste en separar la contaminación del agua que está en suspensión, flotación o arrastre. Los tipos de tratamiento que se suelen aplicar en esta fase son:

 

  1. Desbaste: Se utiliza para la eliminación de elementos gruesos que no son solubles como trapos, compresas, pañales, etc.
  2. Desarenado: Se emplea para eliminar residuos sólidos o arenas del agua. Estos residuos suelen ser arenas, piedras, granos de café, etc. En general de pequeño tamaño.
  3. Desengrasado: Es un tratamiento físico que elimina todos los elementos sólidos y líquidos que no pueden mezclarse por tener una densidad menor a la del agua.
  4. Decantación: En este tratamiento se eliminan todas las partículas que sean menores a un determinado tamaño.

 

Estos tratamientos en una primera fase, son fundamentales porque permitirán que pueda aplicarse tratamientos posteriores en mayor profundidad y evitar que las partículas del agua puedan dañar los equipos de la estación.

Por todo ello, estos tratamientos se consideran como pretratamientos o tratamientos primarios.

Tratamiento secundario.

Tras la primera etapa se continua con la fase de tratar la contaminación que se encuentra disuelta en el agua. En este proceso se usan bacterias que se encuentran dentro de un tanque y que al agitarlas oxigenan el agua y se alimentan de la materia orgánica que está disuelta en ella. Al agua resultante se le aplica un nuevo proceso de decantación llamado decantación secundaria. A este tratamiento que es de tipo biológico se le denomina secundario.

Dentro de estos tratamientos hay varios: fangos activos, aireación prolongada, lechos bacterianos o biodiscos entre otros. Existe una clasificación de estos tratamientos según la forma de llevarlos a cabo entre: tratamiento de biomasa suspendida y tratamientos de biomasa fija. La principal diferencia está en que en uno las bacterias están suspendidas en el agua mientras que en el otro la biomasa está fijada a un material que actúa como soporte.

Tratamiento terciario

El tratamiento terciario es un tratamiento físico-químico que se lleva a cabo para afinar las características del agua para poder emplearla en un determinado uso. El tratamiento más habitual en esta fase es la higienización que lo que pretende es eliminar la presencia de virus y gérmenes mediante cloración o rayos UV.

Cabe señalar que todo este proceso genera además de un agua depurada, una serie de residuos fruto de cada una de las fases de tratamiento que pueden reutilizarse y ser empleados bien como energía o bien ser reciclados o enviados como residuos sólidos urbanos a otras plantas para su incineración.