El Shrilk podría convertirse en un sustituto del plástico en un futuro no muy lejano. Gracias a su alta resistencia, fuerza y manejabilidad también podría ser utilizado sin problema alguno en algunos procedimientos quirúrgicos, según lo que estiman los científicos del mundo.

Se trata de un material que ha sido desarrollado por un equipo de investigadores del Instituto Wyss de Ingeniería Inspirada Biológicamente, perteneciente a la Universidad de Harvard, quienes lograron su creación a partir de la cutícula de los insectos, por lo que tiene la dureza y la resistencia de una aleación de aluminio y con la mitad de su peso.

¿Qué es el Shrilk?

El Shrilk se trata de un material biodegradable que proviene de la cutícula de los insectos, compuesta principalmente por varias capas de quitina, que se refiere a un polímero compuesto por polisacárido y proteínas que están organizadas en una estructura parecida a la de la madera.

Una vez que la quitina se somete a una serie de interacciones físicas y químicas se convierte en un material muy versátil, a la vista de que es resistente y fácil de moldear, por lo que es ideal como un sustituto económico y seguro del plástico que se usa actualmente para fabricar diversos productos, pero es mucho más biodegradable.

Shrilk, tiene un nombre que proviene de su composición química caracterizada por la presencia de la proteína fibroína de seda y la quitina. Estos materiales se encuentran generalmente en las conchas de las gambas, por lo que proporcionan protección sin alterar el volumen o el peso de los elementos.

¿Cómo se produce el Shrilk?

El Shrilk es muy resistente. Una vez que se somete a un proceso físico y químico, controlando el contenido del agua, puede adoptar una textura rígida o elástica, lo que lo convierte en uno de los más versátiles que existen en el mundo de los materiales biodegradables. Se puede afirmar que es un material tan fuerte como el aluminio.

Su proceso de producción es el siguiente:

  • Se extrae la quitina del caparazón de los crustáceos e insectos.
  • Se mezcla el hidróxido de sodio con la quitina. Esta combinación convierte la quitina en quitosano, que es un polisacárido que, por lo general, se usa en el proceso de filtración del agua, entre otros usos.
  • Se combina la proteína de seda con el quitosano.

Dependiendo de la cantidad de agua que se utilice en sus procesos de transformación, el Shrilk obtiene una manejabilidad y elasticidad específica. Esto lo convierte en un material idóneo para fabricar bolsas, pañales desechables, entre otros productos cuya degradación se lleva a cabo en solo dos semanas.

Una de las grandes ventajas que tiene el quitosano es que se trata de una sustancia muy barata y fácil de conseguir. Esto la convertirá en el futuro en la candidata especial a la hora de elaborar plásticos destinados a diferentes usos.

Este material también cumple una función interesante, pues ayuda a que el proceso de crecimiento de las plantas se lleve a cabo de una forma más rápida al estimularlas cuando se les aplica regularmente. Seguramente ahora querrás conocer más cosas sobre este compuesto.