Ahora que tenemos fresca la valorización material de residuos, pasamos directamente al siguiente escalón en la jerarquía que ya llevamos semanas tratando.

Debemos pensar en la reutilización como un reciclaje perfeccionado. Perfeccionado en el sentido de que la reutilización se basa en que el producto final tendrá la misma finalidad que el original y ello implica una mayor eficiencia en el proceso.

Veámoslo con un ejemplo. Si tuviéramos que reciclar una botella de plástico tendríamos que limpiarla, trocearla, secarla, fundirla en un proceso de mezclado y extrusión (con plástico fresco probablemente) para obtener granza en bruto que luego se someterá a un proceso de formado para dar lugar al producto final.

Si quisiéramos reutilizar una botella de vidrio (una práctica bastante extendida hasta no hace mucho tiempo), sólo tendríamos que recogerla, limpiarla y… bueno, eso sería todo. Es evidente entonces la ventaja de la reutilización: el ahorro de recursos y energía.

Ciertamente esta definición que solo incluye aquello a lo que podamos dar la misma finalidad al producto reutilizado es muy restrictiva, así que también hablaremos de reutilización con finalidades diferentes pero con un procesado mínimo, sobre todo para las aplicaciones más sencillas.

En este artículo vamos a ver varios ejemplos de reutilización y más tarde cómo aplicar este punto de vista dentro de la producción industrial. ¡No os impacientéis!

 

DE ANDAR POR CASA

Veamos cómo podemos ir de lo más pequeño a lo más grande para colaborar en esta cruzada para preservar nuestros recursos naturales.

¿Sabíais que reutilizar la ropa de años anteriores es de lo que más se lleva últimamente? Quizá en España no sea muy común, pero en países como Reino Unido, las “charity shops” son una alternativa solidaria para quien dona los artículos que ya no utiliza y económica para quien los compra de segunda mano. Ropa, libros, bisutería, muebles, discos, juguetes… cualquier artículo es digno de tener un segundo dueño en lugar de acabar en un vertedero.

Probablemente es bien sabido por todos que muchos de los envases, cajas o incluso muebles viejos pueden reutilizarse con resultados que pueden llegar a ser muy originales y de aparente calidad.

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Soy consciente de que esto no es un blog de manualidades, moda,  ni decoración, pero pensad dos cosas. La primera, todos podemos colaborar por reducir el impacto ambiental que ejercemos diariamente, ahorrando energía y recursos (y también dinero, que no está de más). Segundo, como ingenieros, ¿no pensáis que es un buen ejercicio de creatividad y de eso que llaman “pensar out the box” ser capaz de sacar un mueble de una botella?

Seguimos escalando en la jerarquía del uso de residuos hacia formas más eficientes. En las últimas entradas veíamos cómo podíamos transformar los residuos en energía, una alternativa que sin duda puede reducir la capacidad necesaria de vertederos, aliviando a la vez parte de las necesidades energéticas actuales.
 
Sin embargo, los procesos de descomposición térmica están basados en la destrucción irreversible de materiales útiles e incluso escasos. La idea de reprocesar las sustancias de desecho para utilizarlas como materias primas es la base de toda una serie de técnicas que describiremos en este artículo.
 
Ya hemos visto algo similar en la valorización energética: las sustancias obtenidas en la gasificación o la pirólisis pueden usarse para la síntesis de compuestos orgánicos más complejos, como vimos. Este proceso requería una transformación química importante del residuo y la valorización material es tanto más eficiente cuanto más simple sea el proceso de recuperación de la materia prima.Si, por ejemplo, gasificamos un plástico para obtener syngas, podremos luego utilizarlo mediante procesos catalíticos y de polimerización en el plástico original (idealmente y con pérdidas); pero si es suficiente con fundir el residuo plástico para obtener de nuevo el producto final, el uso de otras materias primas y energía sería muchísimo menor.
 
Podemos imaginar que los materiales entran en el ciclo de vida del producto. Una vez que el producto se convierte en desecho, lo ideal es que los materiales vuelvan al ciclo como materia prima. Todas las técnicas que hemos visto hasta ahora sacaban los materiales de este ciclo productivo, de manera que no hay forma de devolverlos como material a este proceso.

En el artículo previo expliqué de forma genérica cuales son las características principales del ácido nítrico así como varias de las aplicaciones que posee este ácido en cuestión. Además de ello presenté una pequeña introducción a los fundamentos de la producción de ácido nítrico que son explicadas a detalle en este artículo de forma clara y explicita.

El ácido nítrico, HNO3, (también conocido por sus nombres ancestrales como “Aqua Fortis” o “Spirit of Nitre”) es en la actualidad uno de los ácidos más usados tanto a nivel industrial como a nivel de laboratorio; su producción anual en los últimos años asciende a 60 millones de toneladas. El proceso industrial más frecuente para la producción del ácido nítrico está basado en la oxidación catalítica del amoniaco, proceso patentado por vez primera por el químico alemán Wilhelm Ostwald en 1902.